¿Cuál es la diferencia entre el impuesto de ventas y el impuesto al valor agregado (IVA)?
El impuesto al valor agregado (IVA) tiene la característica de aplicarse a cada etapa de la comercialización de un producto, desde la compra de materias primas hasta su venta final al consumidor. Sin embargo, los intermediarios que llevan el producto al consumidor final (B2C) solo tienen que pagar al gobierno la diferencia entre los impuestos aplicados en la compra del producto de los proveedores, y los impuestos aplicados en la venta del producto al consumidor final, explicando el término impuesto al valor agregado. Canadá, Francia y Gran Bretaña son buenos ejemplos de países que aplican este tipo de impuesto.
El IVA difiere del impuesto de ventas, en el sentido de que solo se impone una vez, al precio final de venta al consumidor. Si tomamos el impuesto a las ventas estadounidense, por ejemplo, solo se aplica a bienes y servicios minoristas cuando un producto alcanza su forma final, pero no al valor agregado. Esto significa que no se aplica ningún impuesto sobre la venta de materias primas o bienes no terminados, o al por mayor, si el intermediario los compra con la intención de revenderlos en el mercado minorista. El impuesto de ventas solo se aplica una vez, en la venta o el arrendamiento de bienes o servicios, al consumidor final.
Para el consumidor, no hay diferencia entre los dos impuestos en términos de pagos, ya que en ambos casos la tasa impositiva se aplica al monto final total, que es el monto que el consumidor tendrá que pagar.